sábado, 28 de febrero de 2009

Lucha Estudiantil el 2008


Derecho a la Educación v/s Educación de Mercado

La educación guarda un profundo sentido de carencia con el sector popular en Chile, a partir de las desigualdades generadas por el sistema que disgrega el tipo de educación que reciben unos y otros, ricos y pobres continúan en un sistema educativo determinado a perpetuar las condiciones de clases. Entre los mecanismos establecidos con este fin figura la Prueba de Selección Universitaria PSU, la cual se traduce en una de las principales condicionantes para los pobres de acceder a la educación superior en Chile.

Año tras año, los estudiantes de todo el país plantean sus reivindicaciones a eso de mediados de cada año. Aunque con diversas particularidades en los períodos de algidez, este año 2008 se caracterizó por un avance en el intento de elevar propuestas de construcción estudiantil de carácter revolucionario, dentro de lo posible de rescatar entre la maraña de propuestas que surgen de la masa estudiantil.

Un claro ejemplo de esto fue la capacidad de instalar en el debate la gratuidad y estatización de la educación como demanda central, además de la incorporación de importantes elementos como la discusión de la educación al servicio de los pobres, y la constitución de espacios de articulación que superan la mera reivindicación estudiantil, exaltando la educación como parte de un conjunto de derechos populares que debemos recuperar.

Si bien pareciese que en el sentido de fondo ha habido importantes avances, no estuvieron ausentes las falencias que son necesarias entender, para reconocer la complejidad social que nos permita proyectar las luchas para el período entrante. En el sentido de enriquecer el análisis, es posible identificar tres aspectos básicos:

Primeramente la baja convocatoria a la movilización fue trascendente en relación a lo que se venía sucediendo en años anteriores. A pesar de los miles de estudiantes movilizados, es evidente el deceso de las manifestaciones principalmente en regiones y más aún entrado el año. Esto puede ser atribuible a la inserción de la discusión política como tal, así como también el reflujo provocado por las disputas con los sectores oficialitas. Recordemos la ruptura de la asamblea de estudiantes secundarios, y la utilización de la ACEUS bajo políticas autonomistas aliadas al gobierno de concertación en su período inicial, que sólo logró depurarse completamente bien entrado el proceso.

En este mismo sentido, es importante destacar las formas de lucha utilizadas, referidas principalmente a la protesta callejera y toma de centros de estudio durante tiempos prolongados, que por su propia dinámica iniciada a partir del año 2006, ya evidencia un desgaste comprensible, lo que nos debiese permitir pensar en la innovación para nuevas formas de lucha.

En segundo término, se encuentra la segregación de las coordinaciones que se generaron, que repercutió en una escasa relación entre las distintas regiones del país, generando la construcción de luchas segregadas y petitorios locales. Asimismo se puede señalar que hubo poca inserción de los sectores revolucionarios, más bien de la capacidad de incidir políticamente en los espacios. Este hecho dirigió la lucha más hacia aspectos reivindicativos como la Ley General de Educación, que asuntos estructurales como la mercantilización de la educación, lo cual desvirtuaba el carácter clasista que desde este sector debiese otorgarse a la lucha estudiantil, como lo planteó la Coordinadora Nacional de Estudiantes Populares CNEP.

Un tercer aspecto fue la capacidad de articular a los propios revolucionarios en pro de una propuesta de acción estudiantil. Si bien cada una de las instancias constituidas, intentaron instalar ideas, debates y propuestas erigidas sobre pensamientos críticos y revolucionarios, no existió dirección política de la lucha en este sentido, ni mucho menos conducción.

No obstante, los esfuerzos llevados a cabo por sectores revolucionarios que permitieron la territorialización de la lucha por la educación en las poblaciones nos permite divisar los futuros caminos que debiesen potenciar las organizaciones populares y revolucionarias.

Al considerar estos importantes aspectos es posible notar el sinnúmero de falencias que deben ser abordadas en el futuro para ir construyendo un verdadero movimiento estudiantil al servicio de la clase. Entre estos, avanzar en la instalación de la lucha por la educación como un derecho popular, como demanda que permite involucrar a otros sectores sociales, como sucede en la realidad, que afectan a nuestro pueblo ya sean estudiantes, trabajadores, pobladores, mapuche.

Junto con esto es importante entender el proceso en el cual nos encontramos, donde asume un rol trascendental la articulación entre el discurso político revolucionario, que expresa la lucha de clases, los derechos populares y la justicia social, en relación con los propios espacios de desarrollo, de acciones de lucha, de educación popular y formación de dirigentes estudiantiles.

Es necesario comenzar a potenciar las demandas de manera transversal a los distintos sectores, entender que las carencias afectan a nuestro pueblo sin discriminar quien es estudiante, poblador o trabajador. Que las demandas por salud, educación digna y popular, trabajo, vivienda y seguridad, son derechos que debemos construir, reivindicar y demandar simultáneamente, siempre en consideración del objetivo de construir nuestra propia fuerza social revolucionaria.


Emma Liber
Colectivo Gaceta Estudiantil


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si deseas hacernos algún aporte, crítica, entregar más información acerca de este tema, te invitamos a dejar tu comentario.